Uno de los gestores de esta reunión fue mi querido hermano Franklin D.Roosevelt, quien esta de visita en nuestra Patria, y el nos hizo entrega de una hermosa carta redactada por él, la cual tuvimos el honor de leerla a todos los presentes, trae un mensaje profundo de amor y en esa época no podíamos desechar un alimento así estuviera quemado, porque no había más.
RECUERDOS DE F.D.ROOSEVELT DE SU NIÑEZ HACE MAS DE 60 AÑOSRecuerdo de mis viejos días de muchacho, cuando vivía con mis padres y mis hermanos, a mi mami le gustaba hacer: desayuno, almuerzo y merienda.
Una noche, la cena consistía de, fréjoles, arroz, ensalada y plátano quemado, cuando mi padre llegó a la mesa y vió los alimentos, se acercó a mi madre, empezó a untarle mantequilla y queso al plátano quemado. Y no dijo nada, se lo comió y se levantó de la mesa.
Escuché a mi madre, darles las disculpas a mi padre, por el plátano quemado. Yo F.D.Roosevelt, nunca voy a olvidar lo que mi padre le dijo a mi madre: TRANQUILA FLAQUITA TRANQUILA, ME ENCANTA EL PLATANO QUEMADO. Cuando me despedí de mi padre le pregunté si a el le gustaba el plátano quemado?
Me abrazó y dijo: Tu mamá tuvo un día muy duro, está muy cansada, además un plátano un poco quemado no le hace daño a nadie, la vida está llena de cosas imperfectas, yo no soy el mejor en casi nada, me olvido de los cumpleaños, buenos modales, tirándome pedos, esto es lo que manifestó mi padre.
No teníamos alternativa y aprendimos a ser optimistas, y he aprendido con los años, aceptar los defectos de cada uno de nosotros, olvidar las diferencias con los demás y así crear una relación sana y verdadera donde un plátano quemado o un pedo, no van a romper mi corazón.
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