31 de marzo 2024
Efusivamente fui a saludarla, después de no haberla visto todo el fin de semana. Ella me miró como al descuido, no permitió que su blanca mano, se juntara con la mía, contagiándole calor. Lágrimas de dolor resbalaron por mis mejillas, la tristeza se adueña de mí, me agarra de las mechas, , luego recapacito y pienso, son gajes de la vida. Es hora de irme, esfumándo lentamente a otra dimensión, a un reencuentro con personas que una vez me amaron sin condiciones.